Si de tarjetas de crédito hablamos, seguramente la tarjeta American Express resalta entre las opciones principales; ésta se ha sabido crear una reputación fuerte en el mercado, por su clásica y emblemática tarjeta «verde».
La tarjeta American Express, a fondo
Si bien es el producto base de la compañía, esta tarjeta parece tener una recepción bastante buena en sus usuarios. Está lejos de ser una «tarjeta básica» cómo la de otras instituciones bancarias, y en general tiene bastantes beneficios… así como también algunos temas de cuidado.
Empecemos por desglosar lo bueno, que es bastante. Más que una tarjeta de crédito, es una línea de crédito en sí, por lo que tanto si se usa para fines personales cómo para algunos gastos de tu propia empresa no hay un límite definido (claro está, que esto se puede volver tu peor enemigo si no lo sabes manejar).
También, la tarjeta American Express te da acceso a bastantes premios a través del portal de beneficios de AMEX, con su programa de recompensas y la línea de los Puntos PayBack; sabiéndolos utilizar a tu beneficio, te puedes hacer de productos gratuitos o cambiarlos por kilómetros / millas en aerolíneas, entre ellas Aeromexico.
Otra opción muy buena de la tarjeta American Express es el servicio de cargos diferidos. Ya sea que lo solicites vía telefónica o a través de su plataforma web (la cual por cierto, es bastante buena), este servicio te permite diferir un saldo que no puedas cubrir en las fechas indicadas de pago (o por estrategia tuya también) – el monto máximo es de hasta $10,000.00 pesos, y puede diferirse hasta 12 meses (claro, con algunos intereses de por medio, pero te ayuda a salvar el mes si es necesario).
No todo pinta tan bonito
Ahora bien, no todo es color rosa. Si bien podemos considerar que reina más lo bueno que lo malo, la tarjeta American Express también tiene un defecto; no es propio en sí, sino del ecosistema comercial en México.
En pocas palabras, su aceptación en comercios y tiendas de conveniencia es un tanto limitada, y a la postre eso impide su pleno uso cómo tarjeta de crédito. Esto provoca que se tenga que recurrir de nuevo al efectivo o a otras opciones de crédito en algunas salidas o destinos en donde se necesita o conviene su uso.
Por último, lo feo es el uso que le podamos dar. Tomando cómo base la cuestión de que no existe un tope para el crédito y de que se pueden diferir cargos mes a mes, una pequeña deuda se puede hacer simplemente gigantesca y envolverte en un gran problema.