Hoy en día, comprar una casa es el sueño que de mucho mexicanos, pero con la inflación, el desempleo que sube y sube, y la devaluación del peso, muchos tratan, pero son pocos los que se atreven. En muchos casos, el temor que impera es que nos den, como dicen, gato por liebre, ya que entre tasas de interés, avalúos y tramites legales, muchos bancos aprovechan para sacar su agosto en mayo. ¿A ti te está pasando esto? Hay soluciones, no desesperes. Lo primero que tienes que hacer es saber que tipo de producto es el que quieres adquirir, recuerda que ahora un préstamo es un producto bancario, no un servicio.
Así que vamos a “comprar” un producto, y como cuando compras un coche o una refrigeradora nueva, los productos son de lo más variados, hay grande y pequeños, hay para familias y personas solas, hay para empresas y amas de casa… hay de todo, así que lo más importante es conocer qué necesitas y así podremos actuar en consecuencia. Pero bueno, lo que todos quieren cuando sacan un préstamo, es pagar menos plata.
¡Claro que eso importa! Porque elegir el préstamo que se acomode a tus necesidades te puede ahorrar una laniza, y con la economía actual, eso no le cae mal a nadie. Por eso te traigo dos muy buenas opciones para que consideres tu préstamo hipotecario, y por fin, puedas comprarte la casita de tus sueños.
